Yo Solo Veo Oscuridad: Justine de Jac Avila, Parte Tres

Yo Solo Veo Oscuridad: Justine de Jac Avila, Parte Tres

por Rich Moreland, Deciembre 2016

ALERTA SPOILER! El final de Justine es revelado en la última entrega de ésta crítica de cinco partes.

Al escribir sobre el éxito de Broadway, “Hamilton”, Catherine Rappell del Huffington Post dijo que “el arte debería ser político (como éste brillante show lo es, por mucho). Los artistas deberían ser también políticos.

Consideren sus palabras mientras profundizamos nuestra mirada en  Justine.

Todas las fotos son cortesía de Pachamama Films/ Decadent Cinema.

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Dentro las páginas de Justine, el Marques de Sade arremete contra la Iglesia y el poco valor de la virtud.

Ateo auto proclamado, Sade escribe sobre un mundo viciado que toma lo que quiere y no da cuartel.

En esta versión cinematográfica de Justine, Jac Avila explora la idea de Sade por medio de los personajes del Marques, Rodin, el científico, quien asumen un papel casi Divino en nombre de la ciencia… lo que es apropiado porque la historia toma lugar en el Siglo de la Luz.

Este Rodin modernizado no es un ateo en el sentido de Sade, pero es un libertino, una filosofía política que en los tiempos de Sade significaba también ser obsceno sexual.

Y hay otra diferencia más. Rodin da a sus víctimas algo así como un gusto por el vicio, lo que va más allá de Sade, empoderando lo femenino para criticar y causar dolor, aunque sea brevemente.

Castigos de los viernes

Después de la subasta de esclavos, Justine termina en la casa de Rodin. Sus atenciones la incomodan.

“¿Para que necesita una tercera mujer?, me pregunto. ¿Porque tienen todas que ser tan bonitas?” nos lo dice, nuevamente rompiendo la cuarta pared.

Llevando a Justine a un panel secreto en la habitación, Rosalie abre una cortina para revelar la mazmorra donde Rodin conduce los castigos de los viernes.

Rosalie explica que su padre se inventa bagatelas para justificar sus placeres.

Hoy le toca a Omphale. Mientras Justine mira, se vuelve a la audiencia. “Solo por libertinaje” declara, “una pasión que la lleva hasta sus extremos.”

Denunciando a su padre como un monstruo, Rosalie dice que él tiene un “gran plan divino” para ella y que no es nada placentero.

“Pobre Rosalie, esta condenada.” Justine declara resignada.

Verdad y Perfección

La película se traslada ahora a la mazmorra para una extendida exhibición del sadismo de Rodin. Los amantes del sadomasoquismo se sentaran a tomar nota.

Después de terminar con Omphale, el científico pone a Rosalie al potro del tormento en una posición de crucificada que presagia lo que vendra. Explica a Justine, ahora la tercera involuntaria víctima de esta farsa bíblica, su filosofía libertina.

“Busco la verdad, busco la perfección” y solo se la puede lograr ofreciendo “la muerte cruel de su primogénito”

En una parodia a la Iglesia, Rodin será Dios, su Cristo una hembra.

En otras palabras, Jac Avila desafía a Sade con una contradicción que es política en su núcleo.

Rodin es un usurpador, un pedófilo, un sádico incestuoso que danza en el bosque con el diablo. Sin embargo reconoce lo que el psicólogo sueco Carl Jung afirma es la dualidad del hombre.

Jung afirma que la definición de Dios (el bien) es silenciosa sin su opuesto, el mal, que le da al bien su significado. Igualmente, la virtud solo puede ser entendida si se la examina a travez del vicio.

Mas aún, Rodin eleva a la mujer terrestre hasta igualarla a Cristo, creando su propio colectivo de mártires torturadas y arrojándolas a la cara de la Iglesia. Cristo solo tiene significado por medio de la existencia de una mujer.

En un twist irónico, es un manifiesto feminista que desacredita a las actitudes patriarcales de la Iglesia Medieval, por un lado, mientras revela el desdén cristiano por la libertad sexual del “sexo débil” por otro.

El Regirá Sobre Tí

Rodin pasa el látigo a Justine.

Mirando a la cámara, Justine nos hace recuerdo que Dios maldice y castiga a Eva “porque ella ha comido del árbol del conocimiento”.

Justine la virtuosa de pronto se convierte en Justine la que castiga, infligiendo agonía bajo el pretexto de la religión en un momento de victoria del vicio.

Golpeando fuertemente a Rosalie, Justine dirige su atención al ojo de la cámara.

“Intenso,” declara con convicción y da otro golpe a la muchacha ensangrentada. “y prolongado dolor (otro golpe) impuesto como castigo (otro latigazo a la sufrida Rosalie) aparece casi de immediato en las páginas de la Biblia.”

Omphale toma ahora el azote mientras Rodin hecha a Justine al piso y la penetra y viola simplemente porque lo puede hacer. Feminismo empoderado, después violado.

Justine lanza un improperio político a Dios sobre el dolor durante el parto.

Rodin la folla; su furia crece.

Hablando directamente a la mujer, Justine continúa con elocuente sarcasmo.

“Sin embargo tu deseo será por tu marido y el regirá sobre ti”

Esto es feminismo en su momento mas dramático, un rechazo beligerante y desdeñoso de la hegemonía masculina que nace de la fe.

Esta no es la Justine de Sade, ni de cerca.

Es una excelente pieza cinematográfica.

De Víctima a Participante

Depués de su violación, Justine es el próximo objeto de entretenimiento de Rodin. Puesta el potro, es estirada, grita, es relajada para estirarla otra vez en un coro repetitivo de venganza, martirio, y brutalidad sexual.

Mast tarde, en la habitación, Justine y Rosalie estiran de los brazos a Omphale, sujetándola mientras ella tiene sexo con Rodin. Justine la azota mientras la muchacha “disfruta” la cabalgata de dolor y placer.

En este momento, Justine no es una víctima, ella tiene el control, una libertina en potencia que imparte éxtasis con cada latigazo.

¿Es esta la venganza de la virtud, o simplemente la virtud que descansa?

¿Y cuál es la pregunta mas amplia?

Es quizás que la virtud y el vicio son intercambiables y nadie puede distinguir el uno del otro a pesar de los esfuerzos del Marques de Sade de demostrar lo contrario.

¿Nada Mejor?

Retornando a la mazmorra, Rodin toma el argumento que Sade hace sobre la eternidad, pero le da un toque espiritual perverso.

Refiriéndose a sus intenciones para con Rosalie, le dice a Justine, “si nada se pierde en la naturaleza, si nada perece … si un cuerpo descompuesto solo espera su disolución simplemente para retornar de otra forma, entonces este acto de crueldad y asesinato es indiferente.”

Justine aplaude lenta y deliberadamente con indignación y mofándose.

“Te aplaudo, querido señor y amo nuestro. Vuestra sabiduría me impresiona, pero vuestra indiferencia me confunde. Lo creí amoroso.”

El Feminismo golpea otra vez y Justine lo lleva hasta un punto profundo pero breve.

Ah, pero un momento, ¿esta ella dirigiéndose a un Dios supuestamente amoroso cuyas motivaciones solo se pueden adivinar?

Rodin le responde diciendo que él las tortura cuando “simplemente no tiene otra cosa que hacer.”

¿Son sus palabra un tributo al Dios del Viejo Testamento quien manda miserias a la humanidad aparentemente sin ningún propósito y una referencia a los monjes en la obra de Sade quienes al final despachan a sus victims sin razón ni sentido?

Con esto, Rodin se entrega a su diversion con Omphale en el potro.

Obviamente, el cuerpo en descomposición de Rosalie no está destinado a estar a solas.

La Rueda

Un motif de las extendidas escenas de tortura es la rueda en la mazmorra de Rodin. El pone a cada una de ellas en la misma.

El aparato es un saludo a la Inquisición, una especialidad de la Iglesia Medieval. Las víctimas son puestas a la Rueda para, entre otras cosas, recibir una buena azotada. Los azotes eran un buen pretexto para exponer la carne femenina en nombre de la redención para el deleite de los perversos inquisidores, .

A propósito de esto, la rueda de Rodin solo da vueltas en un sentido, de izquierda a derecha. Cuando una de las muchachas es castigada, las otras dos dan vueltas a la rueda, de manera que trasladan la escena atrás en el tiempo cuando la palabra de la Iglesia no era cuestionada.

Y claro, la rueda también nos muestra que a travez del tiempo las mujeres son las sumisas en un ciclo (¿círculo?) interminable de dominación masculina.

Cuando la escena va llegando a su final, Rodin toma una botella de cerveza y se sienta a admirar su trabajo … un tributo al sadomasoquismo convertido en arte!

Rosalie está en la rueda, Omphale en el potro (que tiene su propio rodamiento para incrementar el dolor, de paso), y la violada Justine esta encadenada a la pared con un collar de metal y una pesada bola presionando su cuello.

La belleza no tiene límites.

La próxima entrega se concentrará en las imágenes que Jac Avila emplea para animar su narrativa. 

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No importa de quien es la película, Amy y Jac siempre trabajan juntos para un mejor resultado…

Y a veces mas discusiones para mejorar las cosas se convierte en un esfuerzo de grupo…