Crítica a ‘Olalla’

Por Jonathan Weichsel
Publicada en MoreHorror.com

Ha tomado lugar una tremenda explosión en recientes años de grandes directoras de cine de horror quienes transgreden los límites con gore y excitantes baños de sangre, que además llaman a la reflexión. Amy Hesketh, una guionista-productora-directora-actriz que trabaja en La Paz, Bolivia, es alguien cuyo nombre debería estar en los labios de todos cuando se habla de directoras de cine de horror, pero desafortunadamente es virtualmente desconocida en su propio país.

No estoy seguro a que se debe esto. Quizás porque ella vive y crea tan lejos, en un país tan remoto, pero lo más probable es porque sus películas son sexualmente transgresoras, y tan determinadas no solo a tocar temas que son tabú, sino a que también ellas mismas se conviertan en objeto de tabú, lo que es demasiado de soportar para los norteamericanos, hiper-sensibles; o, tal vez, lo más seguro, lo es para los alguaciles culturales, como los directores de festivales, periodistas de cine de horror, quienes asumen que los norteamericanos no sabrían como tomar el trabajo de Hesketh.

Las películas de Amy son asombrosas, y Olalla es su película más entretenida y centrada en el horror, hasta el momento. Los largos planos de sus películas anteriores han sido reemplazados por cortes mas rápidos, dándole a la película un poco más de energía, y aparentemente un ritmo mas ágil.

En toda la historia de la literatura de vampiros, el vampiro, o vampirismo, ha sido usado como una metáfora para cosas diferentes. Han habido historias escritas sobre el vampirismo económico, el vampirismo sexual, el vampirismo psicológico, vampirismo usado como alegoría a la adicción a las drogas, capitalismo, la decadencia de la burguesía.

En Olalla, el vampirismo es usado como una metáfora a la vergüenza sexual, y como esta vergüenza es impuesta en el individuo desviado desde afuera, en vez de desde adentro como la mayor parte de la gente asume que es.

Olalla trata sobre una antigua e incestuosa familia de vampiros que viven en un lugar remoto, recluido, que es visitado ocasionalmente por gente en necesidad de ir al campo a curarse. Amy interpreta al personaje del título, Olalla, una figura taciturna cuyos impulsos se mantienen a raya, reprimidos por las costumbres estrictas de la familia.

La familia de Olalla tiene un tabú en contra de matar por sangre, pero Olalla tiene la necesidad de matar, lo que es representado en la película como algo muy natural, muy parecido a los deseos sexuales. Después de que mata a su novio, para chuparle la sangre, la familia de Olalla la desnuda, la amarra y su tio la golpea repetidamente con una fusta mientras le susurra al oído de que es una monstruo.

La escena es sexy, pero también es perturbadora por sus matices sexuales. Sexy pero inquietante es una descripción que se puede usar para describir el tono de toda la película, así como también todo el trabajo de Amy.

Olalla esta llena de un diseño de producción de arte exuberante y bella cinematografía, y Amy entrega una actuación cargada de sensualidad, lo que hace que la película sea muy agradable de ver, pero el film nunca deja de provocar al espectador con su crítica Freudiana a las moras sociales y como funcionan para restringir y controlar la sexualidad y otros impulsos.

Olalla es algo así como una película de Arte-Horror, y, por decirlo secamente, deliberadamente confusa. Hay dos historias que toman lugar simultáneamente, una en tiempos contemporáneos y una que toma lugar en el siglo 17, pero como los personajes en ambas historias son de la misma linea familiar y son interpretados por los mismos actores, no me di cuenta hasta una escena climática en la película cuando Amy (alerta roja – spoiler) es desnudada y crucificada.

Sin embargo, en ése momento me di cuenta que estaba viendo dos historias diferentes, el resto de la película entró en su lugar para mi, lo que demuestra lo fuerte que es la estructura narrativa de la película. Al contar dos distintas pero similares historias, también une a Olalla, temáticamente, a algunos de los trabajos pasados de Amy.

Mientras que creo que es correcto decir que la mayoría de las películas que tratan de temas sexuales, retratan al sexo como un encuentro, las películas de Amy siempre muestran al sexo como un patrón a seguir. Olalla lleva lo que ya estaba presente en las películas de Amy mas allá, representando el patrón de comportamiento sexual de manera generacional, en vez de enfocarse en un individuo.

Olalla es una película que voy a tener que ver repetidas veces antes de entenderla completamente. Es una versión muy original de la leyenda de vampiros, y es altamente recomendable.