Justine, Parte Dos: De La Novela Al Cine

Justine, Parte Dos: De La Novela Al Cine

Por Rich Moreland, Diciembre 2016

(Traducida del inglés por Erix Antoine)

Justine como película no es algo nuevo. La versión mas antigua es del año 1969. Hubieron dos producciones mas en la década de los 70, y una ultima el año 1987.

Para entender la adaptación de Jac Avila, amerita darse una vista a cuales elementos son prestados de la obra original.

Todo lo citado viene de la edición de Oxford University 2012 de Justine or o la Mala fortuna de la virtud.

Todas las imágenes son cortesía de  Pachamama Films/Decadent Cinema.

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Adaptaciones cinematográficas de novelas pueden ser muy retadoras.

Como consecuencia, los cineastas deben escoger entre personajes y escenas para personalizar sus versiones de las historias.

Justine no es una excepción, entonces a continuación veremos los personajes principales que Jac Avila ha seleccionado de los muchos en la obra de Sade. Los he resumido de acuerdo a como son presentados en la novela original.

Juliette, la hermana

Sade presenta a Juliette por su nombre de casada, “Madame la Condesa de Lorsange,” y narra que debe “su fortuna a una cara linda y una gran serie de malas conductas.” Cuando ella y Justine dejan el convento como jóvenes, Juliette le recuerda a su hermana que su “juventud y apariencia” harán que sea “imposible que se mueran de hambre.”

Con una moral que “es totalmente corrupta,” Sade escribe, la hermana mayor Juliette aprende de los deseos de la carne en un burdel como “mujer trabajadora.” A los veinte años se casa con un hombre mayor, el Conde de Lorsange, a quien eventualmente mata para quedarse con su riqueza. Entonces, inicia la vida de Juliette como libertina y mujer fiestera.

Es más, ya que ella nunca es frenada por ningún tipo de moral, asesina a “uno de sus seguidores” para tener un “legado” que la enriquece aún más.

Pero no ha terminado.

A esto se suman “tres o cuatro infanticidios (abortos) pare estos horrores,” dice Sade, y la disoluta Juliette es una representante de como “la prosperidad puede premiar hasta la conducta más terrible.”

Inmediatamente dentro de las paginas de la obra de Sade, Juliette y su actual benefactor, Monsieur de Corville, se encuentran con una pobre joven encadenada en la posada donde se están hospedando. La desdichada es acusada de “tres crímenes, asesinato, hurto, e incendio,” y se la ejecutara en Lyons.

Los aristócratas sienten lastima y la prisionera ofrece contar su historia. Entonces, la devota Justine, que lleva ahora el nombre de “Therese” para esconder su identidad, empieza la narrativa en la cual consiste la novela.

Bressac, el Conde Homosexual

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Habiendo escapado de una banda de criminales que la golpean y violan, Justine descubre dos hombres “borrachos de lujuria” en el bosque.

“El joven señor (el Conde de Bressac) siempre fue la mujer,” Justine observa. Luego dice que  “poseía un grado considerable de maldad.”

Cuando el conde y su valet, Jasmin, ven que Justine los observa, la desnudan y la amarran de sus extremidades a cuatro arboles para asustarla.

Pero el conde piensa utilizarla como acompañante de su tía. Justine se queda en la casa Madame de Bressac durante cuatro años, pero nunca deja de tener dudas sobre el Conde.

“Un espíritu maligno yacía escondido bajo los encantos femeninos de este hombre” lo cual fomentaba un “odio hacia su tía,” Justine dice.

No es inesperado que ella se rehusa a participar de un complot para envenenar a la mujer.

Como castigo por su insolencia, el furioso Bressac, con la ayuda de Jasmin, lleva a Justine al bosque donde es amarrada desnuda a un árbol. Admirando su “lindo traste” y su “carne exquisita,” el conde predice que la estúpida joven “será un almuerzo excelente para mis tres sabuesos!”

Los perros son soltados.

“El hombre cruel se fue . . . yo nunca lo volví a ver,” Justine dice.

Ensangrentada pero viva, la joven abusada encuentra como llegar hasta Saint-Marcel y un cirujano que trate sus heridas. Este hombre es Rodin.

Mientras tanto, Justine descubre que Bressac en verdad si cumple sus metas nefarias y es ella, la mucama, quien es acusada del asesinato.

El Cientifico y Su Hija

Rodin es doctor “netamente por interés propio.” Su pasión es por su colegio. Estudiantes de ambos sexos ofrecen la carne que el sádicamente azota y desecra. Viviendo con Rodin está su joven hija Rosalie, quien se hace amiga de Justine.

Rodin le ofrece a Justine un sitio en su hogar, aunque ella tiene sospechas porque ya hay dos hermosas muchachas ahí.

“¿Porqué necesitaría de una tercera?” Justine se pregunta, “¿y porqué quiere solo bonitas?”

De una apertura en el la pared de su dormitorio, Rosalie le revela a Justine los castigos de viernes de su padre. Mientras ellas observan el espectáculo, Rosalie confiesa que ella es tratada igual y también hay relaciones incestuosas.

Escondida nuevamente, Justine observa las mismas torturas y carnalidad, esta vez con dos sirvientas y Rosalie, que es sodomizada por su propio padre.

Sade nos detalla, “Embriagado de pasión, el libertino se atreve a disfrutar de los dulces placeres que ofrecen el incesto y la infamia.”

Confiando en Justine, Rosalie dice tener ahora quince años y que por lo tanto ella esta lista para ser sacrificada en el nombre de la ciencia. Su padre y un colega la utilizarán para experimentos; su destino ha sido determinado y nada la salvará.

Cuando el doctor interroga a Rodin acerca de su indiferencia hacia su hija, el científico depravado responde, “Yo, enamorado de una niña?” Refiriéndose a Rosalie como “esa malnacida,” el enfatiza “ya es hora que pague por darle fin a mi intoxicación con su vida.”

Rosalie desaparece durante varios días antes de que Justine la descubra amarrada a los postes de una cama. Furioso, Rodin agarra a Justine y la quema con una marca que la “llevará a la horca,” declara.

Sin esperanzas, Justine es abandonada a los bordes del bosque. Enfrentada con su propio dolor y pena, Justine abandona Rosalie a su destino.

Omphale y el Monasterio

Luego de huir de Rodin, Justine llega a un monasterio oculto dentro del bosque donde monjes depravados encierran a jóvenes por motivos de placer, tortura, y sexo. En esta sociedad de vicio, los monjes están “seguros que sus crímenes nunca serán revelados.”

La racha de mala suerte de Justine ciertamente continúa y ella es puesta entre las abusadas.

Toda manera de horrores le caen encime pero si encuentra una amiga, Omphale, que al igual que Virgilio guiando a Dante por los Nueve Círculos del Infierno, le muestra a Justine todo, incluyendo los castigos exagerados y bufonescos que rápidamente matarían a cualquier ser humano.

Pero esta novela es pura fantasía, entonces las jóvenes sobreviven y sus marcas corporales desvanecen, dejándolas frescas para otra ronda de tortura, azotes, y sexo.

La única manera de salir de esta existencia infernal es estar entre las misteriosas “descargas,” Justine aprende, las jóvenes que son soltadas y enviadas fuera. No obstante sus promesas de ayudar a aquellas aún presas, de estas desafortunadas nunca más se llega a saber nada.

Y ese es el destino que le toca a Omphale.

Luego, cuando Justine logra escapar en total oscuridad, un giro imprevisto en la historia, ella atraviesa las seis paredes que esconden el monasterio. En el camino encuentra una calavera en la tierra y cree que ha descubierto “el cementerio donde estos torturadores desechan los cuerpos de sus víctimas… Esta calavera seguramente fue la de mi querida Omphale,” se lamenta.

Aunque ha quedado libre, Justine nunca vuelve a rescatar a las atormentadas mujeres que dejó atrás.

Otros

Hay otros personajes que Jac Avila utiliza en su filme: Dubois, la bandolera que ayuda a Justine a escapar de la prisión y el viajero Saint-Florent, quien Justine rescata de la pandilla.

Luego de tratarla con cuidado, Saint-Florent lleva a Justine al bosque mientras cae la noche y la desmaya con su bastón.

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Cuando Justine recupera sus sentidos, se encuentra “moreteada, ensangrentada . . . y deshonrada,” ya sin su virginidad.

Es en este punto que ella descubre a Bresssac y su hombre, Jasmin.

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Ahora estamos listos para examinar el tratamiento que Jac Avila le da a la historia. El mantiene la narrativa de Sade intacta al inicio, antes de explorar su propia perspectiva del personaje de Justine.

Y, en fin, de eso se tratan las adaptaciones.

Chris Boger's Justine, 1977