Justine, Parte Uno: La Novela

Justine, Parte Uno: La Novela

Por Rich Moreland, Diciembre 2016

(Traducida del inglés por Erix Antoine)

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La adaptación de la novela de Sade, Justine, de Jac Avila, se encuentra ahora disponible en Pacahamama/Decadent Films. Antes de dar una mirada crítica a la película, es importante tener una comprensión de la obra de Sade. Todas las referencias a la historia original, Justine o las Desventuras de la Virtud, aquí hechas, son extraídas de la edición de Oxford University Press publicada el año 2012. El traductor es John Phillips.

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Nacido el año 1740, el Marques De Sade fue un aristócrata francés durante el Siglo de Las Luces. Su tendencia a pervertir jóvenes mujeres, y su fascinación con la sodomía (sexo anal) lo llevo a caer en la prisión en mas de una ocasión.

Durante su tiempo en La Bastille, el prolífico autor escribió Justine. Publicada el año 1791 después de la revolución francesa, la novela es un ejemplo clásico de la pornografía, al estilo del siglo dieciocho.

La historia es una obra satírica. El marqués critica a la iglesia y a la sociedad y se maravilla con estilo de vida libertino (de libre pensamiento).

Utiliza a Justine, una chica patética que trata de preservar su virtud ante el vicio abrumador, como un chivo expiatorio, para justificar su filosofía.

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El Argumento en Breve

A los doce años, Justine y su hermana mayor Juliette caen en desgracia. Aunque nacieron de nobleza, quedan huérfanas y miserables y son obligadas a separarse después de perder la protección de un convento. Quince años después, se encuentran nuevamente cuando Juliette tiene treinta y Justine esta en sus veinte y más.

Juliette vive placenteramente del vicio, mientras que la vida de Justine es una de virtud miserable. A pesar de sus súplicas a los cielos pidiendo protección, Justine sufre una serie de desgracias que incluyen torturas y sodomía gráficamente descritas. Sus torturadores vienen de todo sector de la sociedad: bandas criminales, aristócratas, incluso hombres de Dios.

Capturada por personajes nefastos que la abusan constantemente, Justine es acusada de varios crímenes, etiquetada de prostituta y cae en manos de las autoridades, cuando Juliette, conocida ahora como Madame de Lorsange, la rescata.

La novela es un recuento que Justine hace de sus miserias. La virtud es premiada pero brevemente ya que la pobre muere al ser alcanzada por un relámpago.

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Influencias del Autor

El Marqués de Sade indudablemente tenía familiaridad con los cuentos de hadas de su contemporáneo el francés Charles Perrault, en particular “La Caperucita Roja” y “Barba Azul” entonces incorpora elementos de ambas historias (como también las turbias leyendas de todo el mundo), en su novela.

Justine está, muy a menudo, perdida en la oscuridad del bosque, una experiencia aterradora que nos recuerda a las aventuras de la Caperucita.

Cayendo en manos de un “lobo” tras otro, termina en los ambientes tétricos típicos de los textos góticos de la época de De Sade, como ser castillos, habitaciones prohibidas, y monasterios ocultos donde ocurren las torturas.

Ya que Justine es confiada e ingenua, luego de ser abusada es comúnmente abandonada y esto la hace vulnerable a la siguiente persona que aparezca. Mientras continúa este ciclo abismal, Justine se encuentra con otras jóvenes que también sufren torturas inauditas y también terribles muertes como las esposas de Barba Azul.

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El Libertino

Justine es al mismo tiempo una declaración filosófica así como una novela decadente sobre la sexualidad libertina y un manifiesto anti-cristiano.

Es curioso que durante el siglo de las luces, ser “libertino” se refería a aquellas personas que se consideraban ateas. Con el tiempo, fue ampliada la definición para referirse también a obras escritas de sexualidad obscena.

Sade explora este concepto con profundidad cuando Justine se convierte en la versión más larga: La Nueva Justine, publicada el año 1797. Es mucho más pornográfica que esta versión.

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El Mensaje de Sade

La original Justine tiene dos temáticas substanciales.

La primera justifica sus tendencias libertinas. La virtud cuenta poco. Cuando Justine se escapa de la prisión con la ayuda de Dubois y su banda, se le dice: “abandonarás el camino de la virtud la que jamás te ha traído éxito.” La banda cree que ella debe confiar en sus instintos, y le aconsejan que “los sentimientos morales son engañosos, solamente las sensaciones físicas son acertadas.”

En otras palabras, el vicio es premiado, lo cual Justine escucha repetidas veces en la novela.

El segundo tema abarca la religión. Sade es un ateo en un tiempo que la hegemonía de la iglesia católica en Francia esta siendo atacada.

El “creador” es una fantasía, le informa la banda a Justine. La única realidad es el aquí y el ahora; y como perros, afirman, porque “abandonar el hueso por las sombras y renunciar a los placeres reales por ilusiones.”

Si cualquier cosa en su estado natural (el tiempo antes de que las sociedades existían de acuerdo al filosofo francés Jean-Jacques Rousseau) es malo, ¿porqué es permitido por la naturaleza?

Esta es la pregunta central de De Sade.

Pero el autor no termina ahí. Luego, cuando Justine esta bajo el control de los monjes pervertidos, uno de ellos, Clement, se enorgullece de su impiedad, encontrando placer en el “egoísmo, la crueldad, y la decadencia” que ofende al “Dios mítico.”

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Renacimiento

Todo esto no quiere decir que Sade cree que un final es un final. Es más, tiene su propia versión de la regeneración o la vida eterna.

El Conde de Bressac le dice a Justine que la materia “renace en otras formas” porque “todo hombre, todo animal, toda planta . . . crece, se alimenta, y es destruída.” Vuelven a la tierra donde “nunca realmente mueren, sino experimentan una variación o modificación.”

Luego Rodin justifica matar usando la misma lógica.

“Si nada muere ni es destruido, ni se pierde en la Naturaleza,” dice, “esta esperando reaparecer en nuevas formas.”

Negar este proceso (aún si es lo que la sociedad denomina asesinato) es “el verdadero crimen,” dice el científico.

Finalmente, Sade explica las perversidades de los hombres.

De Clement, la violada Justine aprende que “no hay gustos (el sado-masoquismo incluido) que no deriven de lo que se nos ha otorgado de la naturaleza misma.” Explaya esta actitud diciendo que “los placeres de los sentidos dependen siempre de la imaginación.”

Cuando Justine lo increpa por su “gusto por la crueldad y el horror,” Clement responde, “Si la naturaleza se ofendiera por estos gustos, entonces no nos inspiraría [a que los expresemos].”

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Entonces en eso se resume Justine, una novela que abarca el contrato social de Jean-Jacques Rousseau, popular en Francia del siglo dieciocho. El hombre nace en un Estado Natural donde no existen las leyes morales, y debe entrar en las comunidades para preservarse.

Claro, Sade tiene su propia opinión libertina acerca de los resultados de esto.

En el siguiente articulo, veremos a los personajes de Justine que Jac Avila ha optado por utilizar en su adaptación.

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